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lunes, 2 de mayo de 2011

Jaim Weizmann


Jaim Weizmann nació en 1874 en Motol - un pequeño y aislado shtetl (aldea) en un área desierta y pantanosa a cuarenta kilómetros de Pinsk. Weizmann fue el tercero de doce hermanos y creció en medio de una bulliciosa familia, inmerso en la tradición judía. Su introducción a la ciencia fue obra de un maestro del jéder (aula) que subrepticiamente le enseñó algo de ciencias naturales junto a sus estudios judíos. Weizmann salió del hogar a los once años de edad para trasladarse a Pinsk donde asistió a la escuela secundaria - un caso raro en aquellos tiempos.

A los 18 años, sus aptitudes para las ciencias lo llevaron a Alemania, donde estudió bioquímica en una de las más prestigiosas instituciones científicas de Europa - el Politécnico de Berlín. Fue en Berlín donde se integró por primera vez a los círculos intelectuales sionistas, convirtiéndose en un adherente de las enseñanzas de Ajad Haam - una forma de "Sionismo Espiritual" - que sostenía que Palestina debería servir como centro espiritual para la judeidad.

Esta filosofía lo impulsó a promover la idea de una Universidad Hebrea en Jerusalem. Posteriormente se vio influido por el Sionismo Político de Teodoro Herzl, que se centraba en la obtención de un reconocimiento internacional para el asentamiento judío en Palestina. Weizmann pasó a ser un miembro activo, y luego una figura clave en el movimiento sionista - un camino que siguió toda su vida y se caracterizó por una compleja y a veces tormentosa relación con otros sionistas menos moderados.

En 1901, Weizmann recibió su doctorado de la Universidad de Fribourg en Suiza y comenzó su carrera académica en la Universidad de Ginebra. Desde ahí en adelante, Weizmann estuvo destinado a dividir su vida entre una fructífera carrera científica y una muy intensa actividad sionista.

Weizmann criticó el énfasis que colocaba Herzl en las formas externas de diplomacia como un medio para lograr la realización del sionismo, calificando dichos esfuerzos de "ingenuos y destinados al fracaso". Consideraba que el sionismo no podía basarse solamente en la habilidad de estadista de algunas personalidades en las cortes de Europa, sino debía basarse en el desarrollo de instituciones culturales, educacionales y sociales en la patria judía - en la concreta labor de construcción del país. En 1904 abandonó Ginebra y partió hacia Inglaterra, donde comenzó una larga carrera de investigador en la Universidad de Manchester, mezclada con el activismo sionista en ese país. Su concepción empírica lo llevó a adoptar una forma de sionismo basada en una síntesis de actividad diplomática y de asentamiento. Weizmann sostenía que incluso si se lograba obtener una carta de reconocimiento para el asentamiento en Palestina, ésta no tendría valor alguno si no se basaba en una sociedad judía en formación, arraigada en la tierra de Palestina. A pesar de no ser socialista, Weizmann fue un gran partidario de la forma de asentamiento colectiva (kibutz).

Weizmann comenzó a cultivar contactos con miembros del gobierno británico, quienes "llevaban la batuta" en aquellos tiempos, para ganar la simpatía de éstos hacia las aspiraciones judías del retorno a Sión. Su diplomacia personal se caracterizó por un encantador humor y una capacidad intuitiva de presentar la causa sionista en términos con los cuales su interlocutor pudiera identificarse personalmente, ya fuera un aristócrata inglés o un judío del shtetl. Así, en 1906, cuando fuera consultado por el perplejo Lord Balfour respecto al rechazo sionista al Plan Uganda, Weizmann - que se había opuesto al establecimiento temporario de los judíos oprimidos de Europa Oriental en Uganda, una propuesta planteada en el Sexto Congreso Sionista (1903) - preguntó al político británico "si él cambiaría Londres por París", señalando que "Jerusalem había sido judía cuando Londres aún era un baldío".

En 1916 - en medio de la Primera Guerra Mundial - Weizmann, que trabajaba como investigador químico en la Universidad de Manchester, descubrió un proceso para sintetizar la acetona, un disolvente empleado en la fabricación de municiones. Sus contactos personales en la sociedad de Manchester y su supervisión de la producción masiva de la acetona sintética para los Aliados, le abrieron las puertas a los círculos de gobierno británico, donde continuó sirviendo como elocuente vocero del sionismo. Los derechos por la patente de la acetona otorgaron al científico judío la seguridad y la independencia financiera - tanto una comodidad material como la opción de dedicarse al sionismo, incluyendo la presidencia del movimiento sionista sin recibir remuneración.

Weizmann era una figura notable - una cabeza calva, ojos profundos y penetrantes y una prolija barba y bigote - cuya presencia y elocuencia causaban un fuerte impacto sobre los demás. Lord Balfour comentó secamente que "Dr. Weizmann es capaz de hechizar un pájaro en un árbol".


Cuando Lloyd George, entonces ministro de municiones, fue nombrado primer ministro y Arthur Balfour pasó a ser ministro de Relaciones Exteriores, los años de persistente persuasión y "sensibilización" hacia el sionismo jugaron un papel determinante en la decisión de Gran Bretaña de publicar la Declaración Balfour. Una extraña constelación de intereses estratégicos británicos y judíos, junto a la simpatía personal hacia el Dr. Weizmann y su causa - fruto de ocho años de labor - culminó en ese documento, aprobado por el gabinete británico el 2 de noviembre de 1917, que proclamaba la simpatía del gobierno británico hacia los objetivos sionistas en Palestina.

Al informar a Weizmann sobre la decisión, Lord Mark Sykes, secretario del gabinete de guerra, le dijo: "Dr. Weizmann - es un varón". Efectivamente, el importante documento, que conduciría al otorgamiento de un Mandato Británico sobre Palestina, fue un paso crucial hacia el nacimiento del Estado Judío, y es considerado el más sobresaliente logro de Jaim Weizmann.

En 1918, Weizmann fue nombrado presidente de la Comisión Sionista enviada por Gran Bretaña a Palestina para que la aconsejara respecto al futuro desarrollo del país. Intentó también lograr la cooperación y las relaciones pacíficas con los árabes locales, quienes, consideraba, se beneficiarían económicamente de los resultados de la empresa sionista. Weizmann se reunió con el emir Feisal, entonces el líder indiscutido nacionalismo árabe que despertaba. Feisal prometió reconocer las metas sionistas en Palestina siempre que se lograra obtener las metas del nacionalismo árabe en Irak y en Siria. Desafortunadamente, este acuerdo tuvo una corta vida.

Ese mismo año, Weizmann asistió a la ceremonia de colocación de la piedra fundamental para la Universidad Hebrea en Jerusalem, y en 1919 encabezó la delegación sionista a la Conferencia de Paz de Versalles. Su petición de un reconocimiento internacional a la Declaración Balfour tuvo respuesta: en 1922 la Liga de las Naciones otorgó a Gran Bretaña el Mandato sobre Palestina, citando la histórica conexión del pueblo judío con ese país.

En 1920, Weizmann fue electo presidente de la Organización Sionista. Sostenía que "un estado no puede ser creado por decreto"; consideraba que las empresas sionistas debían basarse por igual en el asentamiento en la tierra y en los poderes de la ciencia para construir "una nueva sociedad judía". En 1924, Weizmann irritó enormemente a los sionistas polacos al proclamar: "No queremos construir nuestro Hogar Nacional de acuerdo con el modelo de Dezika y Neleviki (barrios comerciales judíos de Varsovia); a pesar de lo cual era muy admirado, incluso adorado por las masas judías como un elocuente portavoz de sus aspiraciones.

Durante las siguientes dos décadas Weizmann logró ampliar el apoyo al movimiento sionista para que abarcara a los no sionistas y movilizó capitales judíos de occidente para el fortalecimiento del asentamiento judío por medio del establecimiento del Keren Hayesod - el brazo financiero del movimiento sionista.

Su liderazgo del movimiento sionista fue objetado tanto por los sionistas estadounidenses, quienes cuestionaban la necesidad de un asentamiento y desarrollo judíos concertados para dar sentido a la Declaración Balfour, y posteriormente por el ala revisionista del sionismo, que se oponía a sus políticas moderadas hacia Gran Bretaña; no obstante, su programa sionista que combinaba "diplomacia y asentamiento" siguió siendo el enfoque principal del sionismo y sus instituciones.

Continuando su trabajo científico, Weizmann sentó las bases del Instituto Daniel Sieff en Rejovot a comienzos de 1930 - hoy en día, el renombrado Instituto Científico Weizmann. En 1937, Weizmann se estableció en Rejovot, y continuó promoviendo la causa sionista por todo el mundo, aunque estaba opacado por aquellos que se oponían a su moderada política pro-británica.

A pesar de los cambios que se produjeron en la política británica a raíz de los disturbios árabes en 1921, 1929 y 1936-39, que culminaron con el Libro Blanco británico de 1939 que restringía seriamente la inmigración judía y las adquisiciones de tierras, Weizmann creía que la alienación del apoyo británico sería un error estratégico y torpedearía los intereses sionistas; la modificación de la política británica debía basarse en la persuasión y no en el confrontamiento. Hablando ante la comisión británica Peel en 1937, Weizmann sostuvo: "En esta parte del mundo [Europa] hay 6 millones de personas para quienes el mundo está dividido entre lugares en los que no pueden vivir y lugares a los que no pueden entrar". El mensaje fue claro. No obstante, la política británica permaneció sin ser modificada, con trágicas consecuencias. Al término de la Segunda Guerra Mundial las horrorosas dimensiones de la tragedia que había sufrido la judeidad europea fueron evidentes; y a pesar de ello los británicos no estuvieron dispuestos a admitir refugiados judíos en Palestina.

El apoyo de Weizmann al "gradualismo" fue resumido simbólicamente en un incidente en el kibutz Julda. Habiendo llegado con horas de atraso al lugar, el líder sionista explicó su tardanza - "El tren sionista rueda lentamente". En 1946, a los 72 años, Weizmann recibió un voto de desconfianza en el Congreso Sionista de posguerra. En deferencia a su persona, el puesto de presidente no fue habilitado. Líderes sionistas más militantes, dirigidos por David Ben-Gurión, dispuestos a una confrontación con Gran Bretaña, asumieron el papel dominante en los asuntos sionistas.

Weizmann, no obstante, siguió jugando un papel clave en el retiro de las barreras que aún existían en el camino hacia el estado. En 1947, cuando los británicos llevaron el problema de Palestina ante las Naciones Unidas, él se dirigió a la Asamblea General llamando a los delegados a tener en mente "su histórica misión", además, una intensa labor de cabildeo - incluyendo la del Dr. Weizmann, fue un factor decisivo en la decisión de la Asamblea General de incluir el Néguev en el territorio que sería designado a ser un estado judío de acuerdo con la resolución de partición de la ONU. La resolución fue aprobada el 29 de noviembre de 1947, por 33 votos a favor, 13 en contra y 10 abstenciones.

El Estado de Israel fue proclamado el 14 de mayo de 1948, el día antes del término del Mandato británico. El reconocimiento por parte de Estados Unidos se debió parcialmente a la intervención del Dr. Weizmann, quien se reunió con el presidente Truman en marzo de 1948. En esa época, Truman estaba considerando la posibilidad de posponer la partición a la luz de las hostilidades. A pedido de su ex-socio y amigo personal, un judío que comparó su adoración hacia Weizmann al respeto que Truman profesaba hacia Andrew Jackson, aceptó recibir a Weizmann. Pocos minutos después de la declaración del Estado de Israel, Estados Unidos anunció su reconocimiento al nuevo estado.

En febrero de 1949, un mes después de las primeras elecciones a la Knéset, una sesión especial de la Knéset en Jerusalem eligió a Jaim Weizmann como el primer presidente del Estado de Israel. El nombramiento fue un acto de gratitud en reconocimiento a la sobresaliente contribución de Weizmann al nacimiento del Estado de Israel. Sin embargo, él se sintió ofendido por las limitaciones del cargo, que tenía un carácter principalmente ceremonial.

Jaim Weizmann falleció en 1952 en Rejovot y fue sepultado allí, cerca del campus del Instituto Científico que lleva su nombre.

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